Corazón de piedra

Pasaba sus días rodeada de gente,pero nadie la comprendía,todo parecía estar vacío por dentro,transparente.Pero allí estaba él,su igual,frío como la piedra,perfecto,silencioso,aterradoramente magnífico.Sus tristes ojos de piedra siempre parecían mirarla con aprecio y lástima por no poder acogerla en sus brazos.Ezequiel reposaba siempre en el mismo frondoso y oscuro jardín del palacio de Laverne.Él parecía comprender su soledad y agonía.Cada día Laverne visitaba su oscura morada para contarle todo lo que emanaba de su mente,sentía que él la escuchaba incluso llegó a notar ciertas veces su presencia a su lado,fuera de su cuerpo de piedra.No había ser ni por hermoso que fuera que estuviera a la altura de su adorado Ezequiel,él no podía satisfacerla carnalmente,pero le daba vida,le daba ánimos para continuar un día más de pie.Siempre parecía estar triste y pensativo como ella.Laverne sabía que era inalcanzable la vida con él pero un sólo roce a su cuerpo de piedra la consolaba,se pasaba las horas abrazada a él,suplicando su reencarnación algun día,suplicando poder ser amada por él y sentir un caluroso abrazo.Tal era su afán por aquella vieja estatua de piedra que sin darse cuenta llegó un frío invierno de diciembre y sin importarle en absoluto,salía cada madrugada a reposar su cuerpo junto al de él y susurrarle al oído.La noche era fría y soplaba viento cargado de nieve,todo estaba silencioso y oscuro.Laverne pasadas las horas sintió su cuerpo desfallecer.
A la mañana siguiente la criada salió perezosamente al jardín para hacer las faenas de cada día y tal fué su sorpresa al ver a la joven Laverne helada,abrazada a la vieja estatua.Vaciló antes de caer al suelo aterrada.Era hermoso, unidos por el hielo parecían dos ángeles helados,asi que su madrastra mandó construir una réplica de Laverne en piedra unida a Ezequiel para que puedieran estar juntos para siempre.Hay quién afirma verlos caminar de noche por el oscuro jardín de la mano.