Pequeño y curioso asaltante de tumbas,te adentráste en mi caótica y oscura caverna,te lancé piedras,te arrojé mis desdichas y temores,te desorienté malévolamente por mi infernal morada y ni aún así conseguí ahuyentarte!
Nunca perdiste tu fría linterna con la que descubrias los horrores de mi interior y parecías jugar a iluminarlos.
Llegados a este punto,pequeño inquilino indeseado,voy a dejar la puerta abierta para que pases tranquilamente,de esa forma mi oscuridad tendrá una pequeña luz a la cual contemplar..
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